domingo, 15 de abril de 2007

Hoy Recomiendo leer..


Dentro de la cada vez mayor cantidad de novedades que está sacando editorial Planeta como nueva representación de DC Comics para España (y algunos hispanos suertudos), está ese nuevo trabajo del no tan prolífico pero si alabado Alex Ross, y del siempre interesante Paul Dini. Este trabajo llamado Justicia y Libertad, siempre entendiendo esos términos desde un punto de vista del norte de América, pero un poco más debajo de Canadá, es presentado en un formato de comic book algo más grande que lo normal. Para los que tengan el reino salvaje de Conan, sabrán a que me refiero. En un empaste de lomo normalito, para el tipo de obra que se supone que es. Pero bueno, será eso de que hay que sacrificar calidad del producto para llegar a un público más popular… Nunca me ha quedado muy claro, si los populares son a los que no les gustan los productos bien presentados y de calidad o son simplemente unos tacaños. En fin, las políticas editoriales de Planeta son cuento aparte. La historia tiene, lo que ya se podría denominar “el clásico” estilo Ross de narración gráfica, con todos sus aciertos y puntos bellos pero también con un claro “tengo que meter todas estas viñetas por página, porque la editorial no me permite pasarme de las 100 páginas para este proyecto”. Por lo menos yo, no he visto nada que esté a la altura o haya superado a la Llegada del Reino. Así mismo, tampoco me he enamorado de Diana como sucedió en Kingdom Come, donde a pesar de que estaba más madurita, me dejaba embobado. Echo de menos viñetas de una página, en las cuales se puedan ver a los personajes en forma más detallada, ya que solo aparecen en pequeñas viñetas. Además, si comparamos con otros trabajos de Ross, los rostros no logran esa expresión de “no somos dibujos, somos personajes vivos”, que es algo que tanto nos gusta de este dibujante. Quizás sea esta un ejemplo de lo que separa a un sueño de años de un trabajo editorial encargado con fecha y hora. Todo comienza describiendo a estos como semi dioses y defensores altruistas, un enfoque “edad de plata”, blanco o negro. Participa la alineación más clásica, con Wonder Woman, Detective Marciano, Hal Jordan, Barry Allen, Batman, Superman, y el Rey de los Siete Mares. Además de varios invitados especiales, entre ellos, el gran Atom jugando a Inner Space con Barry. En este caso no son llamados por el Presidente de los United States, sino por una versión más cercana y real del verdadero poder de gringolandia. Son llamados nada más y nada menos que por el Pentágono! Ahí les comunican que en África hay una extraña enfermedad que puede poner en peligro al resto del planeta Una bacteria/virus (no conozco la edición original, así que no puedo culpar como siempre a los traductores de Planeta), que asola pueblos enteros en cuestión de horas. Dicho sea entre medio, que la principal queja que sufre Planeta es por sus traducciones y fallas de rotulación que están llegando a ser de antología, tristemente eso sí. Bueno, volviendo a lo que nos ocupa, hay un detalle curioso, se deja claro que el problema no es que África esté sufriendo, sino que se puede expandir al resto del mundo. Como siempre, el paranoico del grupo, el murciélago, anda sospechando que estos del gobierno, de lo que cuentan, la mitad es mentira, y la otra mitad es inventado. Otro dato interesante es que se vuelve a recurrir al Detective Marciano como narrador de los acontecimientos, por ser al fin y al cabo, el más “humano” de nuestra liga. Como suele suceder con estas grandes amenazas desconocidas, corre pronto la voz por el mundo de que es inminente el “fin del mundo”, y comienza el pánico y el miedo a dominar nuestra civilización, que de eso cada vez le queda menos. Ahí entran en juego los reservistas para controlar la situación, llevando a la liga a un límite no traspasado antes. Llega el momento donde deben tomar la decisión de actuar solo como defensores, o dar un paso más allá y controlar a la humanidad de sus ataques de histeria y demases. La que comienza como una historia clásica, termina con una gran autocrítica al orden mundial y su futuro. Quizás lo que más se disfruta de este tomo, dejando claro su valor gráfico, es la interacción entre los clásicos de los clásicos. Aquaman y Barry, Batman y el Detective Marciano, etc. Es por ello que bien podría haberse llamado Legends of JLA.
 
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