lunes, 4 de junio de 2007
Superman Red Son
Parábola, paradoja, especulación? sobre los efectos que tendría sobre el mundo que el Último Hijo de Krypton hubiese sido amamantado por el marxismo más recalcitrante y explotado por la propaganda del mayor genocida del siglo XX, IÓSIF STALIN, asumiendo la Presidencia del Politburó al fallecimiento de éste. Narración en retrospectiva y primera persona efectuada por un norteamericano intuyendo lo que pensaría un ruso hiperpoderoso criado en Ucrania entre 1938 y 1953, intentando evitar todo tipo de cliché y propaganda antisoviética.
Dejemos algo claro: Superman, el Moisés que nos hacen pasar por Jesús.-
Cunde la idea de que Superman debe identificarse con Jesucristo. Muchos ven en la analogía de la caída de la nave de Kal-El la de la estrella fugaz que guió a los Reyes Magos (figura a reivindicar frente a la del imperialista Santa Claus) hasta el portal de Belén, éste como la granja de los humildes JONATHAN y MARTHA KENT, trasuntos de María y José, obviando la cesta que contenía al pequeño Moisés (la nave espacial) y la huida de la catástrofe genocida (la destrucción de Kripton) encarnada en la orden del Faraón, siendo el espacio el curso del Nilo.
Lo ven tan todopoderoso, guapo, sexualmente neutro, que su imagen calza simétricamente con la de Jesús. A falta del suficiente conocimiento sobre la imagen concreta que el credo judío (que profesaban SHUSTER y SIEGEL) tenga sobre el Mesías, considero inadecuado asociar / trasuntar a Superman con el Carpintero de Nazaret.
Porque Superman, nos cuentan casi desde siempre, no viene ni a salvar ni a liderar. Sólo a ayudar (por salvación entiéndase abrir las puertas del Paraíso a un grupo determinado, de amorfo volumen y procedencia). El mismo Superman, como KINGDOM COME constata una página tras otra, no quiere ser líder, sólo ser inspiración, código de conducta moral, predicando con su ejemplo y su conducta noble y leal, honesta. Desde su Fortaleza Polar (vecina a la de DOC SAVAGE) nos trae los Mandamientos de Urbanidad, pero no se encarama al globo del PLANET predicando un Sermón del Rascacielos interminable.
Insisto: Superman no vino a nosotros para salvarnos. Sólo para darnos herramientas y conocimientos que nos ayuden a salvarnos a nosotros mismos.
Entre medio, y por exigencias del guión, propina alguna galleta a supervillanos de mejor o peor catadura y enjundia, baja gatos de los árboles y rescata niñitas atrapadas por los díscolos rieles de algún feroz tren atacante.
Superman no es un manual del talante: es un cómic de ACCIÓN. De vez en cuando (y por la salud económica de su serie) debe haber un poco.
El camarada Superman.-
¡Si GIOVANNI GUARESCHI resucitara! ¡Hasta Superman, el icono americano por excelencia (lo cual es paradójico, tratándose de un inmigrante) cantando La Internacional con un pañuelo rojo fuego en torno al cuello, como un PEPPONE cualquiera! ¡Vivir para ver!
La presunta originalidad (que, ojo, abunda) de la trama urdida por Mark Millar trabaja sobre el supuesto del ¿Y SI…? el ingenuo kryptoniano en vez de caer en el Quinto Pino de los EE UU lo hubiese hecho en el de la URSS, poco antes de la II Guerra Mundial, en un sano y saturado ambiente de propaganda leninista / estalinista.
Ya se preconfigura un Superman malvado, granítico, distante, glacial, de Politburó, aficionado a la Stolichnaya, debido a su crianza e influencias. Se nos hurta la figura humana bajo la propaganda y los clichés, la cual desesperadamente Millar trata de mostrar (el hombre bajo el escudo), ciñéndose a la mitología de Superman, un hombre bueno y noble, asexuado pese a su nítida masculinidad heterosexual (algo mal visto y decadente hoy día, como ciertos programas esdrújulos de la TV predican) que lamenta profundamente los errores humanos, a quienes ve con un enorme potencial para el Bien pero irremediablemente seducidos por el Reverso Tenebroso.
El Superman de EE UU jamás aceptará gobernar por mucho que se lo exijan circunstancias y tentaciones (idea expuesta en TIERRA-X y planteada al CAPITÁN AMÉRICA). Pero Millar otorga al Superman de URSS el poder global, como algo natural para un ser de su constitución y, a partir de aquí, especula.
Su Superman, sin identidad civil, el granjero anónimo ucranio, causa crisis de ansiedad en la próspera América de IKE EISENHOWER de 1953, aún conmocionada con la ideal del Sputnik trazando misteriosas órbitas espías sobre sus cabezas tocadas con Stetsons de ROY RODGERS. (A este respecto, conviene visionar EL GIGANTE DE HIERRO, fabulosa película de animación cuyo espíritu está parcialmente capturado en esta obra.)
Este Superhombre se revela al mundo en un frío celofán comunista, como legado de otro HOMBRE DE ACERO, como fue descrito Stalin, para el mundo del mañana / mañana, trastocando toda la seguridad y tranquilidad pseudofascista del 53. Un mundo familiar y tranquilo se troca en un futuro desconcertante, amenazador.
Durante la primera parte del capítulo 1, Superman es reluctante a suceder a Stalin, un cargo ambicionado por uno de los hijos ilegítimos del Padrecito, PYORT ROSTOV (que cuando conozca a BATMAN se habrá cambiado a ROSLOV), todo un Caín roído de envidia que atentará sucesivamente contra los Presidente del Presidium de modos insidiosos; el reencuentro de Superman con el tierno amor de su adolescencia, LANA LAZARENKO, le convencerá que lo que más necesita este mundo no es amor, sino su autoridad superior.
Van desfilando los clásicos del panteón Superman: LOIS LANE, LUTHOR, PERRY WHITE, JIMMY OLSEN, en posiciones del tablero muy trastocadas. El papel de semicomparsa de Lois es extrañamente apropiado y destaca por el segundo de infidelidad que tiene, sucedido en su primer encuentro con el monstruo soviético Superman, únicamente ocurrido en su mente. Su naufragante matrimonio con Lex Luthor la absorbe más.
Millar reconstruye imparablemente y logra grandes aciertos. El de Batman es espectacular. En esta HiperRusia edificada por el benevolente gobierno del Camarada Presidente Superman, a base de persuasión y fluoxetina (y no talante), Batman no es el reverso tenebroso de Superman (todos conocemos los antecedentes y premisas de su origen), sino un trasunto de V de V DE VENDETTA, con un interesante uniforme de murciélago cosaco vengador y una brutalidad expeditiva (resulta memorable la viñeta sado donde apresa a WONDER WOMAN con su lazo mágico, practicándole un tosco bondage.)
La paliza que Batman propina a Superman, eco de la dibujada por FRANK MILLER en EL REGRESO DEL SEÑOR DE LA NOCHE, resulta igualmente sorprendente.
Conspirando contra el pérfido Camarada Superrojo.-
Desde las entrañas atemorizadas de los EE UU, la CIA planea incansablemente atentados contra Superman, y como no podía ser menos, la mente tras las tentativas es la de Luthor, científico chiflado hiperactivo infelizmente desposado con Lois Lane (a esto, Millar se apunta al revisionismo que la figura, otrora encarnada por GENE HACKMAN, está padeciendo, ganándolo para el Bien). Esta estrategia deprime social y económicamente a EE UU, último bastión (cómo no) de la libertad, que corre un serio riesgo de desmembración.
Millar resucita a JFK y MARYLIN MONROE, caracterizados como obsesos corifeos de Luthor, y que más parece un intento de demoler un mito semisacralizado (en plan LADY DI) encarnado en la figura de Jack Kennedy. Todas estas maniobras inducen a sospechar que se tratan de soterradas jugadas de Luthor para encumbrarse en la Presidencia de EE UU y Superman constituye una tortuosa excusa para acaparar un poder casi omnímodo.
Mientras, el resto del planeta acepta la dirección mundial del ser capaz de oír una petición de auxilio a 3.000 kilómetros de distancia, reduciendo toda disidencia con lobotomías y chips, originando los denominados ROBOTS DE SUPERMAN, perfectamente felices e ignorantes. Da al mundo horarios orwellianos de sueño y actividad, regulando (por no decir imponiendo) hasta su ocio. Erige el Comunismo de los Mil Años.
En contra a lo que leemos en la excelente PAZ EN LA TIERRA, la maldad anidada en nuestro ADN amarga y decepciona intensamente a Superman, tornándolo oscuro y gris, pesimista, casi indolente, impulsado por los esqueletos de sus ideales bondadosos, sacrificados en nombre de la seguridad y la estabilidad.
Mediante una argucia del infatigable y obsesionado, envidioso, Luthor, el mundo es finalmente liberado de las garras del igualitarismo y el futuro, siempre descrito en retrospectiva, quizás con voz átona, se presenta idílico, regentado por un beatífico Luthor de los 800 años y su linaje que, apoyados en un Comité de Sabios (como el que pretende enmendarnos la programación de la TV), convierten la Humanidad en un poder intelectual, quizás justo, digno de la gloria de PERICLES.
Pero ningún paraíso es totalmente perfecto.
Y la Utopía debe transformarse en Ucronía.
Mentiras arriesgadas.-
Las que expone el prologuista del tomo, TOM DeSANTO, en el cual nos informa que el arduo guión de Millar fue concebido en 1995 (¡la de revisiones y mutilaciones que habrá sufrido!)
Defiende que: «En manos de un escritor menor, habría caído en tópicos propagandísticos “americano-bueno”, “soviético-malo”. Gracias a Dios, Mark Millar no lo es. (…en referencia a que:) En vez de que el bebé Kal-El cayese en los brazos amantes de Mamá y Papá Kent en Estados Unidos, cae en los brazos amantes de Iósif Stalin en la Unión Soviética.» (Dudo que Stalin amase a alguien que no fuese él mismo.)
DeSanto dice que leyó tres veces el cómic y aún seguía “pillándole” guiños y cameos (por otro lado, abundantes), del tipo de ver a Martha Kent, ferretera, haciendo el agosto con planchas de plomo que impidan al tal Superman ver las intimidades americanas con su opción visual de rayos x; ¡ay, si el difunto y ultrapatriótico Jon Kent levantase la cabeza…! DeSanto está tan ocupado viendo cameos que obvia ciertos e interesantes contextos ideológicos contenidos en la obra y que la hacen aún más poderosa.
Su prólogo (un tanto peregrino, casi hecho por compromiso) induce a formarse la idea de que Millar narrará una pararrealidad en que el vástago de JOR-L fue metido en una fría institución pavloviana y dogmatizado hasta la nausea por el aparato propagandístico (en plan KURT RUSSELL en SOLDIER) y que el único y ciego amor de Superman, aparte del doctrinario marxista / leninista, corresponde, filialmente, al Padrecito Stalin. Eso hubiese sido maniqueo, un cliché que se intentaba evitar.
Por alguna razón, Millar no nos informa sobre la identidad de los granjeros ucranios y DeSanto da por sentado que en Rusia no hay un alma émula de la de los Kent que criase bondadosamente al niño caído del cielo, cayendo en un cliché.
No cae en tópicos. No, qué va. ¿Quién salva al mundo? Lex Luthor, cuya partida de nacimiento no es, precisamente, de Umbrete. Es un norteamericano el que nos salva del camarada Superrojo.
De nuevo, el papel de Europa es nulo, tanto o más que el de Asia. En un mundo bruscamente trastocado por dinámicas superiores, nadie, excepto Luthor, es lo suficientemente listo como para clonar o intentar crear una supercriatura émula o rival de Superman.
El episodio de Londres es revelador de lo que los americanos deben pensar, grosso modo, de Europa. Siendo justos, razones seguramente les dimos…
Soporte gráfico.-
El trabajo de Dave Johnson y Kilian Plunkett como dibujantes y el de Andrew Robinson y Walden Wong como entintadores lo mínimo que puede que clasificarse es de correcto. Dibujan páginas y viñetas excelentes, desarrollan el guión apropiadamente, superándose en los momentos adecuados. Drenan de muchos lugares e influencias (parcialmente enumeradas por DeSanto). El color, aplicado informáticamente por Paul Mounts, da preeminencia a los grises y tonos sombríos. Huye del colorín esperanzado y la luminosa cuatricromía que usualmente destella en Superman. Da peso y solidez al dibujo, como una obra anclada permanentemente en la Europa postHitler, con los cielos aún cenicientos por una Stalingrado que sigue ardiendo, bombeando escorias a la atmósfera.
En mi opinión, el guión contiene un elevado número de atractivos elementos para haber sido ofrecido a los lápices de otros dibujantes. No es que éstos lo hayan hecho mal. En absoluto. Pero, por algún motivo, el nombre de CARLOS PACHECO se me insinúa más adecuado aún, en potente competencia con los de ALEX ROSS (quien sí hubiese exprimido todo el potencial de la obra) o el de JOHN PAUL LEON, cuyo sombrío trabajo en Tierra-X se ajusta perfectamente al ambiente pesimista que mancha este cómic y que lo hubiesen convertido, de una novela gráfica remarcable (y que NO debe pasar inadvertida) en una obra maestra como 300 o Kingdom Come.
Pero ¡celebrémoslo!; siempre pudo ser masacrado por AL MILGROM o ROB LIEFELD, insigne creador del bastardo del pelo blanqueado, culmen del calco y la falta de talento, SUPREME.
Pensando en que esta obra pudo caer en las manos de estos dos (entre otros muchos), más valoro y aprecio el trabajo de Johnson y Plunkett, tanto, tanto, como para enmarcarlo…
Defectos.-
O mejor, recortes. Su lectura desprende la sensación de haberse quedado a la mitad. Pende una vaga impresión de que la historia daba pero que para mucho más y que un cuarto capítulo se hace indispensable. Hay un eslabón perdido, un brutal esfuerzo de condensación que perjudica la trama.
Millar tampoco da nombre civil a Superman. Nos priva de la broma que constituiría que el humilde granjero llegado a la metrópoli moscovita lo hiciese bajo la identidad de Karl Marx…
La versión de Batman descrita en esta obra merece más páginas. La oscuridad alojada en su mente y sus móviles las pedían. Este es uno de los más clamorosos ejemplos.
Extraídos de la hagiografía de Superman y la DC, aparecen DIANA DE TEMISCERA (alias Wonder Woman, la única mujer con la cual Superman puede copular sin reventarla) como la novia cuyo amor no es correspondido (pues todos sabemos en qué triángulo, o cuadrado, anda liado el corazón de Clark Kent/Superman con él, Lana Lang y Lois Lane en los demás vértices), BARRY ALLEN, aquí el Hombre Más Lento del Mundo, OLLIE QUEEN (o FLECHA VERDE) y varios más, pero carentes de superpoderes, lo cual es significativo teniendo en cuenta la presencia de Wonder Woman y sus correosas hermanas Amazonas o la mención de la ATLANTIS de AQUAMAN. Estos reinos plantean una pregunta: dada su existencia y el poder que habita en ellos, ¿cómo consienten dos guerras mundiales?
Esta obra trata de la injerencia de un superpoder en nuestra cotidianeidad. ¿Por qué debemos esperar a Superman? ¿Por qué las aguerridas amazonas no influyeron? ¿No hubiese ganado aún más interés la obra mostrando a Superman como la superrespuesta de un hombrecillo hosco y genocida a un mundo controlado por seres mitológicos? Ike no se corta: encarga a Luthor un clon aberrante (BIZARRO) como contestación a Superman.
Desgraciadamente, la misma edición de Norma no logra más que una calificación de correcta. Es fría y eficaz, tan desapasionada como la idea con la que trata Millar de impregnar su obra de gris o el mismo y opacado Superman desencantado del género humano. Es un mero producto y como tal lo venden. Una nota de parte de alguien (Norma debe tener en nómina competentes escritores que se hubiesen ocupado), un punto de vista extra, se hubiera agradecido y se reclama.
Resumiendo.-
Debemos creer de Superman Rojo (título desafortunado; Norma masacró la deliciosa paradoja contenida en el título original inglés, de doble filo) es, como expone DeSanto, una reflexión / panfleto crítico sobre muchas cosas y abotargado de detalles y talento. Ciertamente, su prólogo parece más una confesión estilo Pilatos (de lavarse las manos respecto a la política actual norteamericana) que un ensalzamiento de una encomiable obra.
Es mejorable con muy poco trabajo: sólo desarrollar ciertos aspectos. Contiene páginas memorables. Para el lector poco exigente, esta obra abunda de hallazgos y alicientes; el buen rato está supergarantizado. Es prolija y retrata a un Superman digno, en la cúspide de su poder.
El lector más exigente no puede negar los grandes momentos que contiene. Y este lector, más meticuloso, convendrá en reiterar el que hay algo, una especie de ausencia o subdesarrollo, en la trama que privó de peso al trabajo final. Este cómic no es aquél pin-up que cruzó a Superman con Hulk, y que tan derrochado quedó, de gran choque de titanes a curiosidad simpática sin pretensiones.
Es perfectamente digerible por el lector no habitual de Superman; es más, DEBE leer este Red Son. Superman tiene mucha mala prensa, motivada por el insistente tratamiento de boy scout grandullón que se sonroja ante una minifalda en vez de mostrarlo como un buen hombre, honesto y cargado de nobles principios. Este Superman es un adulto que tomó decisiones y resultaron erróneas. Pero es que, ante el binomio libertad o seguridad / confort, el Hombre siempre elegirá lo segundo.
Para los mansos, la fluoxetina ya les va bien para sofocar sus disidencias. Para los bravos, una lobotomía y un chip serán el bálsamo adecuado.
A la sombra de este Superman: Red Son, aparentemente, se ha desarrollado ATOMIKA, que inspira la sensación de que Rusia está de moda también en los cómics, dispuestos a verlos como un lugar más y no como una madriguera de estereotipos y malvados, algo que hiciera exclamar: ¡Gracias a Dios que tenemos a los americanos para comprender lo malos que son los rusos! De momento, nos debemos conformar con la visión americana, esperando que, alguna vez, nos llegue algo desde la Madre Rusia.
Entre otras, queda esta pregunta por formular: ¿los rusos hubiesen llamado “Superman” a Superman o tendría otro nombre, algo barroco y utilitario a la vez?
jueves, 17 de mayo de 2007
Juega Con Superman
Superman
"Metropolis Defender" - El Daily Planet a comunicado que cientos de meteoritos están a punto de caer sobre Metrópolis, ayuda a Superman a salvar la ciudad
"Metropolis Defender" - El Daily Planet a comunicado que cientos de meteoritos están a punto de caer sobre Metrópolis, ayuda a Superman a salvar la ciudad
sábado, 21 de abril de 2007
A traves de los años
Uno de los elementos que mas ha variado a lo largo de la larga vida del superhéroe ha sido sin duda su traje.
El superman original de Shuster y Siegel:
Superman en el año 1939:
Año 1940:
Año 1941:
Año 1942:
Año 1953:
Año 1960 Edad de Plata:
Año 1971:
Año 1980 Edad de Bronce:
Año 1990:
Año 1998 con el pelo largo:
Año 2002:
Año 2003. El cambio mas vistoso:
El superman original de Shuster y Siegel:
Superman en el año 1939:
Año 1940:
Año 1941:
Año 1942:
Año 1953:
Año 1960 Edad de Plata:
Año 1971:
Año 1980 Edad de Bronce:
Año 1990:
Año 1998 con el pelo largo:
Año 2002:
Año 2003. El cambio mas vistoso:
jueves, 19 de abril de 2007
La novela gráfica de Superman "Paz en la Tierra" (Superman: Peace on Earth) es otra incursión en el campo de los cómics pintados del célebrado Alex Ross con el excelente guionista Paul Dini (coproductor de "Batman: The Animated Series" y la serie animada de "Superman"); en este caso Ross elabora el arte, Dini los textos, y la historia es producto de estas dos cabezas pensando al unísono. El argumento se encuadra dentro de esa tendencia que se percibe con claridad en el mundo de la historieta industrial a partir de los años ochenta, y que consiste en que a partir de esos días, los superhéroes adquieren licencia para que a veces resulten derrotados. "Paz en la Tierra" se inicia con una Metrópolis en época de Navidad donde nuestro "Hombre de Acero" salva a una chica muerta de hambre llevándola a un refugio, y de repente comprende que con todo y sus superpoderes, él es incapaz de auxiliar a tantos mendigos y desamparados que las grandes ciudades arrojan a la calle todo el tiempo. Tocado por el espíritu navideño, Superman comprende que constituye un escándalo, que a pesar de existir comida suficiente para todos los hombres en el mundo, todavía haya millones de personas que literalmente se estén muriendo de hambre. Así pues, el señor Kent emprende una cruzada para que durante un día, el excedente alimenticio de los países industrializados pueda repartirse entre todos los necesitados del mundo. En el transcurso de esa jornada vemos a Superman distribuyendo comida en Estados Unidos, Latinoamérica, países europeos en guerra, naciones africanas y asiáticas. Lo interesante es que en el proceso de distribución, Superman va comprendiendo lo inútil y lo bastante iluso de su tarea. En alguna parte un niño le pregunta a Superman si vendrá al día siguiente a traer más comida y Superman se queda sin palabras; en otro lugar un dictadorzuelo tercermundista hace negociados oscuros con los suministros que trae el hombre volador; por acá lo recibe una pedrea de una muchedumbre azuzada políticamente; por allá la gente enloquece y crea tremendo caos social; por acullá ciertos gobernantes destruyen la ayuda que trae Superman. En fin, acaecen toda clase de reacciones que en últimas llevan a que la misión del héroe resulte incompleta y fracasada, y a que en medio de la impotencia, el kryptoniano reconozca que existen problemas humanos que sencillamente le resultan imposibles de resolver.
A mi modo de ver en este cómic pueden destacarse varios aspectos. En primer lugar señalaría que la historia apunta en esa dirección que ya apuntaba cierto proverbio de las abuelitas ( "El que se mete a redentor muere crucificado") o cierto aforismo de un filósofo ("Toda buena acción obtiene su merecido castigo"). En efecto, al ayudar a la gente, Superman no tiene en cuenta la paradoja de que muchísimas veces a los humanos no nos gusta que nos ayuden. La tarea de Clark Kent es inútil por que nuestra especie más bien tiende a ser esquizoide: Implora ayuda a gritos ante una enfermedad o problema, pero cuando se la va a auxiliar, no quiere que le quiten su enfermedad o problema; es más, los humanos más bien tendemos a enamorarnos de nuestras enfermedades o problemas. En segundo lugar señalaría que "Paz en la Tierra" es otro cómic donde los superhéroes exhiben sus límites. Aquí ya estamos lejos de esos suprahombres omnipotentes de las historietas de hace unas décadas; al final de su aventura, Superman reconoce que existen problemas frente a los cuales de nada le sirven su tremenda fuerza, su visión de rayos equis o su superoído. Concretamente acepta que nada puede él contra "las almas egoístas de los hombres"; acepta -¡oh ironía!- que un superhéroe puede salvar a todo el Planeta Tierra y nada puede hacer por la pequeña alma de un hombre (de hecho en el discurso final de Superman, se insinúa que a la especie humana no la puede ayudar una especie suprahumana sino que la misma especie humana tiene que hacerse cargo de sus embrollos). En tercera instancia, y como alternativa ante los dos eventos anteriores, el cómic propone que el hombre, más que con pan, debe alimentarse con conocimiento (la misma tesis vieja de Sócrates según la cual el mal se deriva de la ignorancia) y que una verdadera "Paz en la Tierra" pasa por la solidaridad, por el compartir con los demás no sólo nuestros conocimientos sino nuestro tiempo y nuestro amor. Incluso, para predicar con el ejemplo, la última secuencia de la historieta nos muestra a un Superman que comparte con unos niños no sus superpoderes sino su sabiduría acerca de la vida; un Superman entendiendo que el mundo no sólo se arregla aporreando a troche y moche a los "malos" que se le crucen por el camino.
Pero no sólo desde el punto de vista del contenido, "Paz en la Tierra" es un cómic interesante; también lo es desde sus elementos formales.De entrada llama la atención la figura de este Superman. No es el veinteañero con cuerpo de "top model" masculino al cual ya estamos resignados en tantos y tantos insufribles números de DC Comics, sino un Superman treintañero más bien robustico, más bien entradito en carnes y que si se descuida un poquito ya podría sufrir problemas de peso. Así mismo, llama la atención que a tono con el superhéroe filosófico de esta entrega, la expresión del rostro de Superman tiende a ser grave, cejijunta, meditativa. Agreguemos también que el cómic pintado en vez de dibujado, da una sensación de volumen más contundente, y de ahí que por momentos ciertas viñetas adquieran calidad casi fotográfica.
"Paz en la Tierra" le proporciona un toque más aterrizado y desencantado al siempre luminoso cómic de Superman, Ross y Dini han creado una versión que juguetea entre la luz y la sombra y que no sólo se queda en el primero de estos dos extremos. En "Paz en la Tierra", ya casi no hay rastros del cómic juvenil análogo a los cuentos de hadas que generalmente es el que pulula en los kioskos; más bien nos encontramos con un final donde no todos "viven felices y comen perdices", sino otro donde no solamente no todos son felices, sino que algunos ni siquiera comen.
Si Superman fracasa en la lucha contra el hambre, no quisiera pensar qué ocurriría en números del cómic donde Superman luchara contra desdichas sociales como el desempleo, el analfabetismo, la prostitución o el trabajo infantil.
miércoles, 18 de abril de 2007
Superman para todas las estaciones
Jeph Loeb y Tim Sale son los autores de esta curiosa obra en la que, por boca de distintos personajes cruciales en su vida por distintos motivo, uno por cada estación, descubriremos mejor quién es Superman.Empezaremos conociendo a un joven Clark Kent mediante los más íntimos pensamientos y recuerdos de su propio padre, y es que difícilmente podría otra persona explicar cómo era en su adolescencia Clark. Qué dudas le asaltaron y qué le llevó a enfundarse un traje de superhéroe y decidirse a viajar a Metrópolis para ayudar a los demás.En el siguiente capítulo será Lois Lane la encargada de mostrar su particular visión del Hombre de Acero, el campeón de Metrópolis y, sin duda, el campeón de su corazón.En el capítulo correspondiente al otoño, el gran némesis de Superman, el multimillonario Lex Luthor, muestra un punto de vista distinto del héroe, el de su enemigo. El de alguien que ve en las acciones de Superman una serie de actos inútiles que muestran sus mayores debilidades.Finalmente, la encargada de cerrar la historia será Lana Lang, el primer amor de Clark. Una de las pocas personas que conoce el gran secreto que esconde desde el inicio de sus hazañas y que sabe lo duro que resulta para Superman vivir con el peso del mundo sobre sus hombros.Superman para todas las estaciones es un cómic sumamente intimista, algo no demasiado habitual en el género superheróico, y que sin embargo supone el fundamento y la base de los mejores. De quienes tienen una buena base argumental y acaban conviertiéndose en los más queridos y seguidos por los aficionados. Y de esto Jeph Loeb sabe un rato. Su experiencia como guionista en diversos episodios de Smallville son buena muestra de ello.Por su parte, Tim Sale realiza un aceptable trabajo como dibujante, aunque su forma de dibujar a Superman resulte en algún momento ligeramente desproporcionada por lo enorme de su tamaño y ciertamente irregular en cuanto al rostro, que varía sensiblemente de una página a otra. Sin embargo, el recurso a técnicas clásicas que parecían ya casi desaparecidas con el actual uso y abuso de, por ejemplo, el coloreado digital resultan sumamente agradables y se muestran imprescindibles para este tipo de trabajo. También muestra ciertas carencias en el dibujo de ciudades modernas del estilo de Metrópolis, pero una excelente habilidad para los paisajes bucólicos y rurales y las escenas más costumbristas.En definitiva, 208 páginas de buen cómic, con una historia que te atrapa y te arrastra página tras página con suma facilidad y con un dibujo correcto para esta historia concreta aunque claramente mejorable.
martes, 17 de abril de 2007
Kingdom Come
Decir que Alex Ross es uno de los mejores dibujantes que ha dado el panorama del comic es de sobra por todos conocido. Hoy quiero hablar del último comic que me he comprado: la saga Kingdom Come.
Con dibujos de Alex Ross y guión de Mark Waid, Kingdom Come es una apocaliptica aventura basada en el apocalipsis de San Juan.
Una nueva raza de superhéroes atemoriza al universo puesto que ya no se rigen por los viejos valores de proteger y servir al ciudadano y utilizan la tierra como su personal campo de batalla.
Superman, Wonderwoman, Green Lantern, Aquaman y demás superhéroes ven con impotencia como han perdido el favor de la humanidad a la que decidieron proteger y se retiran forzosamente.
Una pelea entre metahumanos que provoca la total destrucción del estado de Kansas y la muerte de 1.000.000. de personas.
Con dibujos de Alex Ross y guión de Mark Waid, Kingdom Come es una apocaliptica aventura basada en el apocalipsis de San Juan.
Una nueva raza de superhéroes atemoriza al universo puesto que ya no se rigen por los viejos valores de proteger y servir al ciudadano y utilizan la tierra como su personal campo de batalla.
Superman, Wonderwoman, Green Lantern, Aquaman y demás superhéroes ven con impotencia como han perdido el favor de la humanidad a la que decidieron proteger y se retiran forzosamente.
Una pelea entre metahumanos que provoca la total destrucción del estado de Kansas y la muerte de 1.000.000. de personas.
Tras este acontecimiento, Superman y otros miembros de la JLA optan por volver a escena para meter en cintura a esta nueva hornada de superhombres.
Sus tacticas para lograr este objetivo no resultan atractivas para todos como en el caso de Batman que decide no unirse a esta cruzada y alinearse en otro bando.
La historia concluye con unaepica batalla final entre la nueva liga liderada por Supermany el "eje del mal" capitaneado por Shazam.
Kingdom Come es un comic muy recomendable tanto para los iniciados como para los mas expertos en este mundillo del comic.
domingo, 15 de abril de 2007
Hoy Recomiendo leer..
Dentro de la cada vez mayor cantidad de novedades que está sacando editorial Planeta como nueva representación de DC Comics para España (y algunos hispanos suertudos), está ese nuevo trabajo del no tan prolífico pero si alabado Alex Ross, y del siempre interesante Paul Dini. Este trabajo llamado Justicia y Libertad, siempre entendiendo esos términos desde un punto de vista del norte de América, pero un poco más debajo de Canadá, es presentado en un formato de comic book algo más grande que lo normal. Para los que tengan el reino salvaje de Conan, sabrán a que me refiero. En un empaste de lomo normalito, para el tipo de obra que se supone que es. Pero bueno, será eso de que hay que sacrificar calidad del producto para llegar a un público más popular… Nunca me ha quedado muy claro, si los populares son a los que no les gustan los productos bien presentados y de calidad o son simplemente unos tacaños. En fin, las políticas editoriales de Planeta son cuento aparte. La historia tiene, lo que ya se podría denominar “el clásico” estilo Ross de narración gráfica, con todos sus aciertos y puntos bellos pero también con un claro “tengo que meter todas estas viñetas por página, porque la editorial no me permite pasarme de las 100 páginas para este proyecto”. Por lo menos yo, no he visto nada que esté a la altura o haya superado a la Llegada del Reino. Así mismo, tampoco me he enamorado de Diana como sucedió en Kingdom Come, donde a pesar de que estaba más madurita, me dejaba embobado. Echo de menos viñetas de una página, en las cuales se puedan ver a los personajes en forma más detallada, ya que solo aparecen en pequeñas viñetas. Además, si comparamos con otros trabajos de Ross, los rostros no logran esa expresión de “no somos dibujos, somos personajes vivos”, que es algo que tanto nos gusta de este dibujante. Quizás sea esta un ejemplo de lo que separa a un sueño de años de un trabajo editorial encargado con fecha y hora. Todo comienza describiendo a estos como semi dioses y defensores altruistas, un enfoque “edad de plata”, blanco o negro. Participa la alineación más clásica, con Wonder Woman, Detective Marciano, Hal Jordan, Barry Allen, Batman, Superman, y el Rey de los Siete Mares. Además de varios invitados especiales, entre ellos, el gran Atom jugando a Inner Space con Barry. En este caso no son llamados por el Presidente de los United States, sino por una versión más cercana y real del verdadero poder de gringolandia. Son llamados nada más y nada menos que por el Pentágono! Ahí les comunican que en África hay una extraña enfermedad que puede poner en peligro al resto del planeta Una bacteria/virus (no conozco la edición original, así que no puedo culpar como siempre a los traductores de Planeta), que asola pueblos enteros en cuestión de horas. Dicho sea entre medio, que la principal queja que sufre Planeta es por sus traducciones y fallas de rotulación que están llegando a ser de antología, tristemente eso sí. Bueno, volviendo a lo que nos ocupa, hay un detalle curioso, se deja claro que el problema no es que África esté sufriendo, sino que se puede expandir al resto del mundo. Como siempre, el paranoico del grupo, el murciélago, anda sospechando que estos del gobierno, de lo que cuentan, la mitad es mentira, y la otra mitad es inventado. Otro dato interesante es que se vuelve a recurrir al Detective Marciano como narrador de los acontecimientos, por ser al fin y al cabo, el más “humano” de nuestra liga. Como suele suceder con estas grandes amenazas desconocidas, corre pronto la voz por el mundo de que es inminente el “fin del mundo”, y comienza el pánico y el miedo a dominar nuestra civilización, que de eso cada vez le queda menos. Ahí entran en juego los reservistas para controlar la situación, llevando a la liga a un límite no traspasado antes. Llega el momento donde deben tomar la decisión de actuar solo como defensores, o dar un paso más allá y controlar a la humanidad de sus ataques de histeria y demases. La que comienza como una historia clásica, termina con una gran autocrítica al orden mundial y su futuro. Quizás lo que más se disfruta de este tomo, dejando claro su valor gráfico, es la interacción entre los clásicos de los clásicos. Aquaman y Barry, Batman y el Detective Marciano, etc. Es por ello que bien podría haberse llamado Legends of JLA.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)